Julio en la playa

Julio en la playa

Julio el narrador tiene cincuenta y largos años y es arquitecto. Su mujer Eva tiene unos treinta y es modelo y diseñadora. Van a pasar el mes de julio a un apartamento en S'Agaró. Julio tiene que desarrollar un proyecto para construir una Facultad de Ciencias. Y Eva vive en la playa de día y en las discotecas de noche.
Julio se instala en la terraza de su apartamento desde donde divisa la playa y el apartamento (no deja de ser una referencia a Perec) de los Sánchez, unos viejos al cuidado de Vera, una doncella eslava que le atrae. Vera se lía con el piscinero y Eva lleva varios días sin ir a dormir cuando Julio decide interrumpir sus vacaciones y regresar dejando claras sus prioridades: 1º su obra, 2º la comida y 3º el sexo.

El relato se desarrolla en una estrofa introductoria y trece poemas, uno por día y página, del 1 al 13 de julio de 2016. Y así los he escrito, en tiempo real. El primero y el decimotercero tienen 20 versos y los otros once, 24. En total 77 estrofas y 308 versos. En las páginas hay 24 versos más la fecha, más 6 líneas en blanco entre estrofas, que hacen 31, más otra en blanco arriba y abajo, 33.

Los poemas están escritos en estrofas de tipo cuaderna vía o tetrástrofo monorrimo con versos alejandrinos, que era la estrofa del mester de clerecía, relacionada con el quadrivium (matemáticas, geometría, astronomía y música), con la universidad por tanto y con la Facultad de Ciencias que está proyectando.

Además, en cada poema se lee en acróstico el subtitular del día de La Vanguardia. Las rimas se corresponden, una en cada estrofa por orden alfabético, con las 77 rimas de la A (de "aba" hasta "azo") y de la E (de "eces" hasta "ezca") que usé en mi novela La novela del tiempo (pág.362). Asimismo, dentro de cada estrofa las cuatro palabras finales que riman están seleccionadas también entre las palabras finales de los versos de La novela del tiempo (págs. 364 y 365) y las cuatro respetan el orden alfabético.

Así que tenía que escribir un poema por día, en el día en cuestión, con los subtitulares de La Vanguardia, y con el orden alfabético de las 77 rimas. Tenía el inicio y el final de los versos, se trataba sólo de rellenarlos. Como siempre las restricciones favorecen la creación.